El IVA es de los más cuestionados por la Academia. Igual subsiste. Subsiste y ha crecido en términos históricos.
A ningún uruguayo le gustan los impuestos. A mí tampoco. Cuantos menos, mejor. Pocas veces son buenos y beneficiosos. Lo son si desalientan lo malo. Lo son si no inhiben lo bueno. Lo son si financian lo esencial. Lo son si compensan daños. Lo son si financian futuro. No lo son si son cuantiosos. Si son de difícil control. Si son injustos. Si financian burocracia. Si encarecen y matan.
El Impuesto al Valor Agregado -el IVA, en nuestro lenguaje por décadas- es de los más cuestionados por la Academia. Igual subsiste. Subsiste y ha crecido en términos históricos. Por algo será. Alguna cosa ha de tener que cada uno de los que pasa de la Academia al Gobierno lo mantiene. Ni se le ocurre prescindir de su aporte. Criticado por indirecto. Por no finalista. Por castigar al de menores recursos. En fin. Muy discutido, pero cada día más relevante.
Para los uruguayos, con cambios de formato y algunas variaciones, se instaló en el 1967 y viene hasta nuestros días. En ese entonces, con una tasa del 10%, según la ley 13.637, artículo 58, y como Impuesto a las Ventas y Servicios. Ha llegado al 23% en la Básica y hasta el 14% en la Mínima. Ahora, anda por 22% y 10%, respectivamente. Cada vez que hay Reforma Tributaria o crisis aparece alguna modificación al IVA como solución. Nunca ha dejado de estar presente.
El IVA grava al consumo. Lo paga el consumidor final. Es el que paga el impuesto por el valor que se añadió al producto en cada una de sus etapas de producción y comercialización. Se retiene por los agentes en cada etapa. Cada uno restará el impuesto que pagó al comprar insumos, mercaderías o servicios y aportará la diferencia con lo que facturó al vender. El último que vende recibirá el IVA del precio total, restará lo aportado en la etapa anterior y pagará esa diferencia al Estado. La sumatoria de los aportes de cada etapa debería ser igual al total que pagó el consumidor.
La empresa no paga. Simplemente retiene y vuelca al Estado. No quiere decir que no tenga costos. Los costos de Administración serán todos de la Empresa. También tendrá pérdida de ventas a causa del incremento de precio de sus productos. Los productos más afectados por el impuesto serán más afectados en la cantidad vendida. De esto hay que tomar nota.
El consumidor paga todo el IVA. Se dice que el IVA es injusto porque grava más porcentaje del ingreso del que gana menos. Esto, debido al supuesto fuerte de que, el que gana menos, ahorra menos, y consume una porción mayor de su ingreso. Lo cierto es que paga más el que consume más y consume más el que gana más. Además, es lógico pensar que el que gana menos consume una mayor porción de artículos gravados con tasa Mínima, y el que gana más y gasta más, consumirá productos gravados a tasa Básica. Sin dudas, paga más el que gana más. El IVA no es la justicia plena, pero construye justicia.
También es cierto que para menguar su regresividad, se utiliza el mecanismo de bajar tasas e incluso generar exoneraciones para los productos más consumidos en la canasta de los deciles más bajos. Con esto solucionamos la cuestión de la regresividad, pero como nos lo hace ver Alberto Barreix, la mayor parte del Gasto Fiscal generado por las exoneraciones va a parar a los deciles más altos. Ellos son los que más consumen y, por tanto, los que más se benefician del IVA tasa mínima.
El IVA es finalista. Castiga el consumo y alienta el ahorro. Tiene una finalidad clarísima. También buena. Más aún en este tiempo de exagerado consumismo. Premiar el ahorro es alentar la inversión. Castigar el sobreconsumo es una buena manera de ayudar a la protección ambiental. A mayor ingreso social, más basura generamos. Las sociedades más ricas generan mayor volumen de residuos per cápita. Cada uno de nosotros genera un kilo de basura cada día. Los más ricos, más.
Tiene otras cosas. Su gestión es simple. Nada complicada. Su administración es de bajo costo. Su control es fácil y directo. Rinde. Es muy fácil de recaudar. Su rendimiento se estima con certeza. Se sabe cuánto rinde cada punto. Por esas razones se lo critica, pero no se lo sustituye. Digamos también que su tasa en el Uruguay es altísima. Ese 22% es, a todas luces, un exceso. La Mínima es más razonable. En Paraguay la tasa Básica es igual a nuestra Mínima. A nadie con sentido común se le ocurre birlarla.
El Uruguay tiene el triste privilegio de ser el país de América Latina con mayor presión fiscal. Dentro de la recaudación general de la DGI, los impuestos sobre el consumo explican el 55% de la misma. Más del 45% es IVA. El año 21 tuvo una recaudación de IVA que alcanzó exactamente la cifra de $ 239.988:857.348,00. Esto es casi 6 mil millones de dólares. En lo que va del año 22, en el acumulado de recaudación hasta mayo, los impuestos al consumo han aumentado ligeramente su participación, pero el IVA mantiene la tendencia creciente en la misma, en el marco de una recaudación que ha venido incrementándose en términos reales. El IVA creció más del 9% en términos reales en este período.
El IVA significa en el orden del 9% del PBI. Esto da una idea de la dimensión de su peso. Debe ser de los impuestos cuya participación en términos de Producto es mayor en América Latina. A la compensación la buscamos a través de exenciones y disminuciones de tasa a los artículos de consumo de los ciudadanos de menores ingresos. Ese Gasto Fiscal, nos dice Barreix, favorece a los que más consumo tienen, que son los de más ingresos. También nos revela otra realidad. Ese Gasto Fiscal en Uruguay es el más alto del continente en términos del PBI (3%). O sea que es alto y se lo apropian los que más tienen. Es casi 10 veces el de Chile y va a parar a los deciles de más altos ingresos.
El debate está siempre presente. Nadie pensará quitar el IVA como fuente principal de recaudación. Insistiremos en cambios. El Ministro Lema ha propuesto e instrumentado tal vez el más profundo. El IVA personalizado cuya primera proposición en los elencos políticos, seamos justos, estuvo a cargo de Cabildo Abierto en la pandemia.
El IVA personalizado castiga a cada uno según su poder de aporte. Se puede instrumentar gracias a la tecnología actual. Genera pocas distorsiones y podría corregir algunas existentes. Lo otro excelente del aporte de Lema es que instrumenta la medida sobre 207 mil hogares y alcanza a 837 mil beneficiarios. Es una muestra amplia. Obviamente no supondrá exoneraciones totales ni siquiera en esa franja. Pero es abarcativo. Supone un Gasto Fiscal dominable. Va a ser un ensayo general fuerte. La experiencia marcará rumbos. Si podemos bajar tasa Básica. Si disminuimos la cantidad de productos beneficiados con la Mínima. Si con esto simplificamos aún más la administración del tributo.
El debate seguirá tomando otros rumbos. Hay que ver si el IVA es lo mejor para todos o en algunos casos no lo es. En el caso del Gasoil fue una solución. Ayudó al transporte y la producción primaria en un momento crítico de la economía nacional. Hoy es otra cosa. Si se lo sustituye por un fijo de 2,25 pesos por litro de gasoil se mantiene la recaudación, se simplifica la administración, se la abarata y se abaratan costos en nuestra economía. No hay perdedores. Para todos es más barato. A unos por la baja de 8,50 pesos por litro y a otros porque el descuento del Impuesto se les esfuma en gravosos costos financieros y de administración. Topes de descuento. Demoras para poder descontar. Certificados de BPS que no llegan a descontar jamás y que solo acumulan. En fin. En eso hay que cambiar.
IVA a tasa Mínima para los productos de mayoritaria fabricación nacional. Hay que pensarlo. Nuestros acuerdos regionales no permiten gravar distinto un producto según su origen en la Región. Pero sí se puede gravar con tasa Mínima a todos los productos que circulan en el mercado si su producción mayoritaria es nacional. Es un modo de proteger nuestra Industria Nacional. Por qué quesos con tasa Básica. ¿Es acaso el queso un artículo de lujo que no puedan comer los pobres? ¿Nos hemos puesto a pensar la razón por que no lo consumen? Al queso hay que llevarlo a tasa Mínima. Ahí si que el Gasto Fiscal pasa a estar dirigido a proteger el Trabajo Nacional. Se termina la discusión de si es bueno o malo. Es bueno porque favorece un buen fin. Seguramente exporte igual, pero favorece el consumo en el mercado interno por el abaratamiento relativo frente a otros productos.
En Turismo ya hacemos algo similar. Similar a lo de Lema y similar a la protección de lo nacional. Similar a lo de Lema porque lo personalizamos. No en el pobre sino en el turista. Lo personalizamos por nacionalidad y no por nivel de ingresos. El fin es bueno. También tiene justificación legal. Es una exportación en territorio del Uruguay. Incuestionable. No deja de ser una desgravación de lo nacional. También se desgrava consumo importado. Cierto. Pero mayoritariamente lo desgravado son Servicios. Bien nacionales por cierto. Con esto decimos que la innovación existe, pero sus antecedentes tienen buen rato de vigencia.
Propusimos un mecanismo de Adelanto de IVA NO Descontable para productos introducidos a través de micro-importaciones en frontera. Medida práctica. Donde lo que es ilegal pasa a hacerse por mecanismos legales. Donde el que contrabandea pasa a importar. Donde el comercio fronterizo pasa a ser de todo comerciante. Donde la inteligencia sustituye la represión. Donde la transparencia ocupa el espacio de la oscuridad. Donde el Estado recauda lo que hoy ve pasar. Una tasa equivalente a gravar el margen del comerciante con las tasas del IVA Básico y Mínimo. El comerciante lo trasladará al consumidor final si el mercado se lo permite. Pero venderá y el Estado recaudará. Bastante más de lo que recauda con algunas Legales exoneraciones de la COMAP.
Hay IVAs que no deberían existir. El del riego por ejemplo. La UTE lo cobra porque está obligada a hacerlo. Encarece la Producción Nacional. Se lo descuenta en el caso de los productores mayores. Es cierto. Los chicos NO. Los obligados a ser intensivos en el uso de los recursos no pueden descontar. Los que descuentan, lo hacen después de financiar. Asumen costos. No es bueno. Lo paga la competitividad de la economía. No puede ser que la electricidad no haya sustituido en un cien porciento a los combustibles fósiles. Entre tarifa fija e IVA han neutralizado la formidable herramienta. Nos constan los esfuerzos de la UTE. El País debe ayudarla. Es cuestión de la economía toda y de la Producción y el Trabajo nacionales todo.
La discusión será interminable. Cada paso en materia de información habilitará perfeccionamientos. Este paso del IVA Personalizado es un gran paso. De mayor dimensión de lo que dice su significación fiscal. Va a dar lugar a enormes cambios. Podrá mejorar la aplicación del tributo sin sus consecuencias negativas indeseadas. Puede ayudar al cuidado de nuestro trabajo. Puede ser eficaz siendo eficiente. Puede mejorar Recaudación bajando tasas. Puede mejorar la justicia distributiva del Uruguay. El paso fue casi silencioso. Desatará enormes debates. Ya Agustín Iturralde los comenzó.